Mi Experiencia con Sathya Sai Baba

 
John Purnell, S.J. - Seminarista Jesuita, Saint Canisius College, Sydney, Australia

 

Edad: 37 años

 

Enero 2004 

 

 

Yo me enteré de Sathya Sai Baba, el gurú más famoso de la India, en 1983 al leer el libro “El Hombre Santo y el Psiquiatra”, escrito por el Dr. Samuel Sandweis. No podía creer las palabras del libro, todo parecía demasiado bueno para ser realidad.  

 

En mi primer viaje a ver a Sathya Sai Baba en la India, me encontré y viajé con un grupo de Brisbane, guiado por Arthur Hillcoat, llegando a Puttaparthi, donde se encuentra el ashram principal, a principios de diciembre de 1985.

 

Por lo que aparentaba ser buena suerte en esos momentos, nuestro grupo fue llamado para una entrevista con Sai Baba justo antes del día de Navidad. ¡Recuerdo tan bien mi emoción al conocer a mi Dios de cara a cara! Las únicas palabras que me dijo fueron “Buen día.” Con eso me contenté. No tuvimos ninguna otra entrevista en ese viaje.

 

 Para coincidir con el cumpleaños de Sai Baba, el 23 de noviembre, y la Navidad de 1986, regresé con el grupo de Arthur Hillcoat. De nuevo fuimos llamados para una entrevista, y Sai Baba prometió hablar conmigo después y dijo que me daría una bonita cadena. No fue hasta abril de 1987, cuando fui por mi cuenta, que tuve mi primera entrevista en privada con él, justo antes de que partiera para Kodai Kanal, un lugar en los cerros en el vecino estado de Tamil Nadu, a donde fielmente lo seguí.

 

En la primera de mis siete entrevistas, Sai Baba me preguntó qué quería, yo contesté “ser su discípulo y estudiar aquí en la India.” Por supuesto, como a muchas personas, me dijo: “Sí, sí.” Me dijo que él era Dios y que me amaba. Yo dije: “Yo también lo amo a usted,” y lo abracé fuertemente y le besé la mejilla.

 

Entre 1987 y 1991, yo visité la India siete veces más. No fue hasta 1991 (si mal no recuerdo el año) que conocí a un número de sus estudiantes en los terrenos de la escuela universitaria de Puttaparthi. Ellos conocían mis ansias de estudiar mi maestría en administración de empresas en ese lugar.  En consecutivas entrevistas con él, Sai Baba me decía una y otra vez que hiciera mi solicitud y que todo saldría bien. En el periodo de tiempo de mis cinco viajes subsecuentes, estos cinco estudiantes y yo nos hicimos buenos amigos. Uno en particular era un antiguo estudiante llamado E. K. Suresh, quien más tarde fue matado por la policía de Puttaparthi en el infame supuesto atentado contra la vida de Sai Baba. Fue precisamente Suresh y otro joven que aún era estudiante, Siddarth Sharma, quienes me hablaron por primera vez de la parte oculta de Sai Baba. Inclusive me dieron fotos que mostraban su uso de la prestidigitación, mediante la cual él aparentaba estar haciendo milagros de materialización. Naturalmente, yo estaba devastado y no podía creerlo. Lo califiqué todo como una prueba de fe.

 

Mi séptima y última entrevista privada fue durante la Navidad de 1992. Sai Baba me llamó, ya que yo estaba quejándome porque todavía no había sido admitido en su universidad y preguntando por qué tenía que esperar tanto tiempo. Recuerdo cómo él fue a la esquina de la habitación y se puso aceite en la palma de la mano derecha. Entonces se me acercó y me zafó los pantalones, que eran piyamas de estilo indio. Comenzó a frotar el aceite en mi pene. Estúpidamente pensé que me estaba curando de demasiado deseo sexual. Entonces pegó su cuerpo al mío y yo podía sentir como me frotaba su pene erecto, mientras gemía y trataba de besarme en la boca. ¡Me sentía tan confundido que no podía pensar! Como no me estaba excitando se enfureció y me dijo: “Vete”, y comentó que me vería después. Yo me fui.

 

Le conté todo a Suresh y a Siddarth y ellos, junto con tres otros estudiantes, me dijeron cómo ellos frecuentemente habían sido molestados sexualmente por Sai Baba. Entonces comencé a darme cuenta de todo y me dijeron algunas cosas que verdaderamente me hastiaron. Mi fe y mi mundo habían quedado destrozados.

 

Le conté la horrible historia a Arthur Hillcoat y el grupo australiano. Para ellos, por supuesto, yo había perdido el juicio, se negaron a creerme y me corrieron del ashram.

 

Más tarde me enteré que E. K. Suresh y otro de los cinco estudiantes llamado Prabhu, estaban planeando secuestrar a Sai Baba y exponer su fraudulencia, sus mentiras y sus engaños. El resto es historia, ya que fueron matados a tiros el 6 de junio de 1993, para así poder mantener el silencio encubridor.

 

Me ha tomado años reponerme de esto. Mi abuso sexual por parte de Sai Baba no fue nada comparado con esos pobres seres que fueron matados, y conozco, mediante mi cercana amistad con ellos, el infierno que tuvieron que vivir por años.

 

¡Sólo me alegro que la verdad esté saliendo a la superficie y espero llegar a ver a Sai Baba caer fuerte y rápidamente!