Declaración de Richard “Freeman” Allan
6 de Junio de 2003
Después de visitar a un amigo que residía en un pequeño ashram ecléctico de la Ciudad de Nueva York, me convertí en devoto de Sai en la primavera de 1977. Mi amigo era profundamente espiritual, había sido seminarista católico y me mostró una cantidad de vibhuti que se había acumulado detrás de un cristal cromos religiosos con las imágenes, si mal no recuerdo, de Jesucristo y de Shirdi Sai Baba. En agosto de ese año me fui a vivir en el mencionado ashram. Éste estaba guiado por un occidental abiertamente ‘gay’, un newyorkino, que había visitado a Sai Baba en la India un par de veces entre 1975 y 1976. Me parece recordar que había tenido entrevistas con él. Este “maestro” guiaba las sesiones de 'bhajans' y los 'pujas', también otorgaba entrevistas privadas a los residentes, tanto a las mujeres como a los hombres, en la planta alta a puerta cerrada. En octubre del 77 vi por primera vez un video de Sathya Sai Baba y me conmovió mucho. De regreso al ashram le dije a mis amigos que yo me iba a vivir con Baba.
Mientras me preparaba para lo yo que yo creía que iba a ser una larga estancia, hacía sadhana árduamente con oraciones diarias a Kali y a Baba. También asistía a las sesiones de bhajans de la OSS en Manhattan. Justo antes de irme del ashram, tuve mi primera entrevista con nuestro maestro. Durante esa hora privada que tuvimos juntos. Esta persona me masajeó con aceite los genitales y el perineo. “¿Te molesta eso?,” preguntó, “es una una práctica védica muy sagrada para despertar el kundalini.” En aquel entonces, yo encontré que era una práctica demasiado extraña. Pero el hinduismo era algo nuevo para mí y asumí que lo que había dicho ese hombre era una comunicación exacta de un adepto a un chela (aspirante).
Llegué a Bombay a principios de enero del 78 y continué en tren directo a Whitefield. En mi primer día en fila en el ashram, Baba vino directamente a mí y me preguntó “Qué te hizo demorar tanto en venir?” Hizo vibhuti para mí, me observó amorosamente mientras me lo comía y me firmó my copia de Visión de lo Divino con “with blessings, Sri Sathya Sai Baba”.
En ese tiempo, tanto en Brindavan como en Puttaparthi había poca gente por lo general, un pequeño grupo de devotos entre indios y extranjeros. – usualmente unos cien por día a no ser que fuera en vísperas de alguna festividad. Recibí numerosas invitaciones a hacer el ‘padnamaskar’ (besarle los pies), pero nunca se me otorgó una entrevista. Aún así yo estaba feliz de estar con el “avatar”, haciendo el “sankirtan” antes del amanecer, viviendo en un pequeño cuarto rentado en Kadugodi, leyendo libros sobre el hinduismo, meditando, llevando una dieta sátvica, etcétera.
Yo estaba deslumbrado con el poder de la mística Sai, que ahora comprendo que era perpetuada más que nada por boca de los compañeros devotos. Rechazaba cualquier derogación de “mi” Avatar. Yo estaba en Brindavan y Puttaparthi cuando el escándalo de Sai Krishna comenzaba a apagarse, pero me negué a investigar el meollo de los hechos. y su potencial de que me llevara a comenzar a ver la trapacería de Baba. Asimismo me negué a leer o tan siquiera oír alguna referencia al libro de Tal Brooke “Lord of the Air” (el que ya ahora he leído y que, según tengo entendido, es el primer desprestigio real de Baba en ser impreso.
En Puttaparthi me fue enseñado el Gayatri mantra y tuve experiencias extremadamente profundas. Sentí que Baba me estaba otorgando la mirada interna y que esto me había conducido a tres eventos particularmente provechosos, uno de los cuales fue un viaje a Calcuta donde hice servicio, tanto en la ciudad como en las aldeas, por un periodo de cuatro meses, con los Hermanos Misionarios de la Caridad de la Madre Teresa. Durante ese periodo me llegó la inspiración de crear un proyecto de importación de “apoyo al artesano” distribuyendo imágenes votivas en Occidente. Nombré el proyecto JBL Statues (siglas para “Jai Bhagavan Leela” o “Alabanzas a los Milagros de Bhagavan”, un canto devocional conocido por los devotos de Sai). Regresé a Whitefield donde Baba, en la fila de darshan, “bendijo” la propuesta escrita de mi proyecto.
Al regresar a los Estados Unidos después de un año de estancia en la India, estuve activo por un corto periodo en el Centro Sai de Manhattan. Durante los siguientes 25 años mi negocio de imágenes se expandió hasta incluir figurines mitológicos de las tradiciones espirituales del mundo (ver www.jblstatue.com ). Le dedicaba mis prácticas de yoga a Swami y asumía que él todavía estaba bendiciendo mi trabajo. En 1996, nuestras imágenes de tamaño grande fueron colocadas en el Comedor para Extranjeros en Puttaparthi, alrededor de una foto de puja de SSB.
Curiosamente nuestros artesanos nunca pudieron captar la imagen de Swami satisfactoriamente. A pesar de su maestría en hacer detalles, probaban una y otra vez y la cara de SSB siempre lucía fruncida con una sarcástica sonrisa. No existe imagen de SSB en nuestro presente inventario en la página web.
No fue hasta el 2000 que un amigo me alertó sobre la pederastia y los asaltos homosexuales de SSB. Aunque las acciones del carismático anciano no vienen por lo general acompañadas de violencia, “asaltos” es la palabra correcta porque invaden el área corporal del niño o devoto así como la esencia de su fe y de su confianza.
Yo he recibido entrenamiento como trabajador social. Mi esposa es una experta en abuso sexual de menores. Yo me dediqué a ayudar a editar su libro en 2001 y 2002 (ver www.timetospeak.com ) que observa la complejidad de la sexualidad humana, la necesidad del apego humano, y la pérfida forma de traición cuando un ostensiblemente amoroso padre interfiere con la sexualidad de su propio, o cualquier otro niño. El crimen cometido por Sai Baba es de una magnitud aún mayor, ya que él se presenta como un “padre espiritual” antes de cometer esta traición en serie. Esto es un paralelo igual al de la pederastia de los sacerdotes dentro de la Iglesia Católica (un fenómeno a nivel mundial, que recientemente ha sido detalladamente documentado en los Estados Unidos).
Hoy comprendo cómo es que yo, y tantos miles que viajamos a estar con SSB fuimos engañados. Yo creo que la gran mayoría de nosotros los occidentales post-Murphet-Sandweiss-Hislop, deslumbrados por la envergadura y el esplendor del hinduismo fuimos inducidos por estos y otros devotos como resultó ser con los Teosofistas, los seguidores de Yogananda y otros mitos que se habían estado acercando al occidente por generaciones. Hoy día veo cómo descubrí a SSB NO no porque él me hubiese “llamado” sino debido a mis propias ansias y mi real y totalmente personal búsqueda espiritual. Estos hechos hacen que su depredación se haga aún más traicionera.
El mundo privado interno de los niños es ampliamente mucho más importante que los principescos templos del llamado “hombre santo” que una vez veneré. Yo creo que SSB cuando era joven era un buscador sincero y que quedó atrapado en un cierto nivel de logro espiritual. Ahora, a pesar de y acrecerse rapidamente y a pesar de la capacidad que tiene su organización para para el “hipnotismo espiritual” yo tengo mis sospechas de que SSB puede que esté atrapado en una clase de infierno.
Hoy día me imagino que mi maestro de Nueva York habría aprendido su técnica de “manoseo espiritual” del propio Baba y la haya importado a los Estados Unidos. Yo le hago una llamada a todos los devotos a que se enteren de los cientos de actos de desviación sexual (atestiguado a través de la prensa y la internet) y a que renuncien a Sathya Sai Baba. Sus actos de violación sexual contradicen sus enseñanzas. Sus acciones son típicas del peligroso pederasta predatorio. Yo siento que a los ashrams de SSB y la organización mundial Sathya Sai Baba se le puede atribuir el tipo de mecanismos de pensamiento en grupo y maltrato de menores que definen a los cultos.
En una nota más positiva, yo pienso que todos estamos llamados a un encuentro con nuestro alto Ser. Cada uno de nosotros tiene el poder de elegir si desea seguir esta búsqueda final. Las enseñanzas de SSB, entre otras me han facilitado este largo y ferviente proceso. Pero la respuesta final, la Dulce fuente de la realización del proceso está en uno mismo. “Si te encuentras con Buda en el camino, mátalo”.