D E S I L U S I O N

Le recomendamos que si tiene jóvenes menores de edad en su casa se cuide de que éste documento no esté accesible a ellos.

De: AUSTRALIA

Fuente: Terry Gallagher - una carta a los Bailey

Asunto: DESILUSIÓN

Estimados Faye y David:

Me dio mucho gusto, cuando hablé con ustedes recientemente, enterarme de su decisión de no mencionar o publicar nada más acerca de Sai Baba en su revista Quarterly Spiritual Digest.

La información que han revelado acerca de Sai Baba, es algo que yo también he descubierto como verdadera a través de experiencias propias.

Quizá yo debería de comenzar por el principio con una breve narración del encuentro.

Después de haber leído un libro llamado "El Hombre de los Milagros", partí para la India y Puttaparthi con mi esposa y tres hijas, en un grupo organizado para la Navidad de 1983.

Lo que encontramos al llegar a la India fue algo que había estado buscando toda mi vida. El más bello, pacífico ambiente con maravillosas personas buscando su propia verdad espiritual, viviendo en una comunidad cuyo único objetivo era el tomar consciencia y darse cuenta de sí mismo, a través de las enseñanzas de un gurú en vivo - Sai Baba.

Junto al ashram, ofrecido sin costo alguno para los estudiantes, había una escuela de primaria para jóvenes de ambos sexos, donde las enseñanzas espirituales eran incorporadas a las disciplinas académicas normales.

Estábamos muy impresionados y motivados a aprender lo más que pudiésemos de lo que Sai Baba nos podía enseñar.

La celebración de la Navidad llegó y pasó, después de la cual, nuestra familia fue llamada a una entrevista con Sai Baba. Como resultado de esta entrevista y de lo que parecía ser el medio ambiente perfecto para que estudiantes y devotos avanzaran en sus vidas espirituales, hice un substancial donativo al Fideicomiso Central para ayudarlos a mantener sus programas educacionales.

Al salir de la entrevista, Sai Baba me dijo que yo debería sentarme en la terraza del Mandir de ahí en adelante, junto con los estudiantes de los colegios y otros devotos.

Así resultó que por medio de esto tuve la oportunidad de conocer personas y observar los acontecimientos muy de cerca que de otra forma no hubiera tenido la oportunidad de hacer.

Cuando nos llegó la hora de partir del ashram y regresar a Australia, todos teníamos una complicación de sentimientos, tristes por irnos y contentos por la experiencia que habíamos tenido.

Volvimos de nuevo al ashram en 1985 por un mes, entonces en 1986 nos quedamos por siete meses, durante cuyo tiempo nuestras hijas asistieron a la escuela de Baba.

Fue precisamente durante ese tiempo que comencé a observar detalles que me hicieron dudar de lo que había experimentado en visitas anteriores. Como tengo antecedentes de ciencia, comencé a observar una rutina fija que Sai Baba seguía cada mañana y cada tarde durante el darshan, y en particular, como manifestaba el vibhuti (ceniza sagrada).

Nunca olvidaré la expresión de angustia en la cara de Sai Baba cuando al llegar a la terraza del mandir una mañana se le cayeron dos pastillas de vibhuti delante de mí, mientras trataba de recibir una rosa de manos de unos estudiantes. ¡Durante el darshan de esa mañana no hubo materialización de vibhuti!

En los meses siguientes yo estuve observando como transfería las pastillas de vibhuti de una mano a la otra, usando las cartas que tomaba de manos de los devotos para disimular sus movimientos. En las muchas entrevistas que siguieron, también pude observar más de treinta ejemplos de anillos, "diamantes", japamalas, recipientes de vibhuti etc., todos producidos mediante juego de manos y engaño.

Al principio me guardé esa información para mí mismo. Me puse a razonar que si eso era lo que hacía que la gente viniera a ver a Baba y como resultado se volvían más espirituales, ¿qué daño podría hacer? Eventualmente se lo conté a mi esposa e hijas, quienes también pudieron ver su truco de "materialización".

Fueron las observaciones y la información subsecuentes a estos descubrimientos las que me comenzaron a preocupar, especialmente en lo que se refería a las interferencias sexuales con los estudiantes en una forma grotesca por parte de Sai Baba.

Regresamos al ashram varias veces en los años que siguieron, haciendo más observaciones y confirmándolas con estudiantes del colegio y devotos de largo tiempo que vivían en el ashram. Durante ese tiempo yo fui, por tres años coordinador central de la organización Sathya Sai de Australia.

No fue hasta 1993, después del intento al asesinato de Sai Baba, resultando en el asesinato de cuatro estudiantes del colegio y dos asistentes del Mandir, que hicimos nuestra última visita a la India.

El propósito de esta visita fue para buscar la razón del por qué ex-alumnos del colegio de Sai Baba lo habrían querido matar y en particular después de haber recibido una educación gratis.

¡La descripción de los testigos presentes fue horrenda! Después de irrumpir en el Mandir, cuatro estudiantes se encontraron atrapados en la planta alta donde se hospedaba Sai Baba. Cada uno fue interrogado por la policía y después, uno por uno, fueron ejecutados.

El rastro de la muerte se sentía por todas partes.

Yo continué interrogando sobre las relaciones sexuales de Sai Baba con los alumnos y los jóvenes del colegio - algunos de ellos de tan sólo siete años de edad - y si éste fuese el motivo por el cual los ex-alumnos querían asesinarlo. ¡Para mi horror, me informaron que esta era una aceptable práctica en la India!

Me sentí asqueado y sólo quería irme y sacar a mi familia del ashram y de la India lo más pronto posible. Antes de irnos, fuimos llamados a una entrevista con Sai Baba y le dijimos todo lo que habíamos experimentado y lo que se nos había dicho.

Baba no hizo ningún comentario sobre nuestras acusaciones y solamente estaba ansioso de saber quien nos había contado los detalles, pidiéndonos varias veces que se lo dijéramos. Después de haber tenido docenas de entrevistas a través de los años, ésta fue la más tensa e incómoda que mi familia había tenido.

Sai Baba estaba tenso y agitado y su lenguaje corporal nos dijo todo. Lo que habíamos descubierto acerca de él era verdad.

Salimos de la entrevista y nos regresamos a Australia.

Los años que siguieron fueron muy difíciles espiritualmente hablando. Nos concentramos en todos los aspectos positivos que habíamos experimentado en los últimos diez años y nos sirvió de consuelo.

Cuando intentamos hablarles a otros de nuestras experiencias y de la verdad acerca de Sai Baba, nadie nos creía, excepto por los que habían tenido experiencias similares. Por la mayor parte es el miedo lo que no les permite contarles a otros.

Ha sido únicamente en los doce meses pasados que antiguos estudiantes y devotos de Sai Baba han comenzado a comunicarse unos con otros, confirmando la verdad de las experiencias y apoyándose unos a otros espiritualmente y emocionalmente cuando se requiere.

Yo conozco la verdad acerca de Sai Baba y sinceramente rezo por que otros también lleguen a conocerla, quizá mediante la revista de ustedes, les llegará su propia lógica e intuición para que también encuentren la verdad.

Con cálidos saludos,

Terry Gallagher

Ex-Coordinador Central de la Organización Sathya Sai (Australia)