El Presidente de la Organización Sai en Australia
Amenaza a Barry Pittard Con Llevarlo a la Corte
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Traducido de http://home.hetnet.nl/~ex-baba/engels/letters/barrylaw.html

Puesto en la web por Barry Pittard el 4 de abril de 2003

Email: bpittard@beachaccess.com.au

Estimados todos:

 Justo después de las tres de la tarde de ayer, telefonee al Chairman (Presidente) de la Organización Sai en Australia, Sri. T. Ramanathan. Él había dejado un mensaje en la contestadora de mi teléfono. Le pregunté cómo había conseguido mi número de teléfono y me respondió que a través del Motel Prasad, en Adelaida, Australia del Sur, a donde la Conferencia Nacional Sai había movida después de que el Canciller de la Universidad de Adelaida, habiendo investigado la extensa documentación que le había sido enviada por el movimiento de ex devotos en Australia para exponer a Sai Baba, había cancelado el permiso que se llevara a cabo en dicha universidad.

Para mi gusto (especialmente por el hecho de que soy un pensionado por incapacidad física sin fondos particulares) Sri Ramanathan me ha amenazado con llevarme a corte. En varios momentos durante la conversación y repitiéndose a sí mismo, dijo: “Usted está telefoneando a todo el mundo.” “Usted está dañando a las personas.”  “Usted está acosando e intimidando.” Con lo de “todo el mundo” sólo puede referirse en realidad al Vicecanciller, Profesor James McWha, a la Oficina del Primer Ministro de Australia del Sur, a la secretaria privada del Arzobispo de Australia del Sur, al Alcalde Mayor de Adelaida, y al periódico del premier del estado, “The Advertiser”.

Me dijo que la razón por la que me contactaba era porque él me recordaba como “una buena persona” y como “un buen individuo” y que sería un acto noble por parte suya ponerme “en sobre aviso de  que no continuara con todas esas cosas que está haciendo”.

 En la conversación que duró unos tres cuartos de hora, yo dejé que fuera él el que hablara (es maravilloso ver caer esas cascadas de perlas lustrosamente) Expresó que lo único que le interesaba era l “la gloria de Swami” y que yo estaba opacando el tema al sugerir que cualquier organización, incluyendo la de él, debería tener un mecanismo funcional para quejas de cualquier índole, de lo contrario, al no tener dónde dirigirlas, éstas podrían causar problemas. El respondió: “Yo sólo tengo un mecanismo y es el que vengo aplicando por años” que es manejar estos asuntos como lo estaba haciendo conmigo, personalmente. Explicó que no existía necesidad alguna para ese mecanismo en la Organización Sai por ser ésta “especial y diferente a cualquier otra organización”. Era, dijo, una organización divina.

 Yo le sugerí que podríamos considerar tener una junta, quizás con un mediador profesional independiente, para que él y su gente además de algunos ex devotos, incluyendo familias con preocupaciones pudieran exponer sus preocupaciones en un proceso adecuado. El respondió que mi forma de pensar era opaca en cuanto a esto y que el único asunto era “la gloria de Swami. No existe ningún otro.” Entonces le pregunté que si él aceptaba que los ex-devotos presentando las varias alegaciones eran personas respetadas en sus profesiones, sus ocupaciones y en sus comunidades. El trató de evadir esto pero yo lo acorralé diciendo: “Un momento, señor ¿no cree usted que ellos están actuando con integridad? A lo que contestó: “No yo no lo estoy negando. Lo que estoy diciendo es que la gloria de Swami no tiene nada que ver con todo esto. Usted está confundiendo todo esto.”

En un dado momento y a propósito de nada, dijo: “Todos somos democráticos. Los líderes de Swami son elegidos democráticamente.” Por primera vez, me faltaron las palabras.  

 Por supuesto, yo tomé notas y al final le dije que lo había estado haciendo. Le pregunté si quería una copia para asegurarse de que nada estuviese mal reportado. A lo que contestó: “No, yo no quiero eso. No es necesario.” Le dije que le agradecería mucho si me enviara una carta afirmando lo que me había dicho durante nuestra conversación telefónica. Dijo que así lo haría. Le di la dirección a dónde enviarla y él la escribió. Entonces le pregunté que si él pensaba que lo que yo estaba haciendo (en cuanto a contarle las alegaciones a “todo el mundo”) era un crimen. Me dijo: “Sí, es un crimen. Usted está haciendo sufrir apersonas y no lo vamos a permitir. Usted tiene que pararlo. Le estoy dando una oportunidad, de lo contrario iremos a las autoridades.” En un dado momento anterior me había preguntado si yo desistiría, pero yo encaminé el tema en otra dirección.

 Una gran parte del tiempo de Ramanathan fue dedicado a deleitarme con lo que él considera milagros de Sai Baba, como la materialización de dos diarios perdidos (uno con el resultado de sus estudiantes de la Universidad de Sydney y el otro con asuntos de la Organización Sai) y la materialización de un boleto de avión que había perdido en Kuala Lumpur sólo para que luego fuera materializado en su habitación en un hotel de Bangalore además del cassette que se le había trabado en su grabadora que fue milagrosamente extraído y apareció sobre la mesa al despertarse el la mañana siguiente.  

 San Ramanath habría continuado hablando…PERO – un visitante enviado del cielo se manifestó milagrosamente ante mi puerta.

Barry Pittard