ARTÍCULO EN
EL PERIODICO THE TELEGRAPH,
INGLATERRA
SÁBADO 28 DE
OCTUBRE DEL 2000
por
MICK BROWN
El gurú Sai Baba ha salido de la India sólo una vez,
sin embargo sus devotos alrededor del mundo se estiman en unos 50 millones. Lo adoran
como un dios viviente quien, como mínimo, puede cambiar la vida de las personas
y hasta hacer milagros. Ahora sus seguidores están rencorosamente divididos debido a las alegaciones de que su
gurú, por años, ha estado sistemáticamente abusando sexualmente de jóvenes
discípulos que han sido llamados a su presencia. Por Mick Brown.
Mientras manejaba desde el pequeño aeropuerto en el Midwest (occidente
medio) de los Estados Unidos, donde me había ido a esperar Carrie Young con su
esposo, hacia el centro de la ciudad, ella tomó una fotografía de gran tamaño
del asiento trasero de la camioneta. Enmarcada en dorado, la fotografía
mostraba a la pareja con sus tres hijos posando con hombre indio mayor, algo
grueso, con una cara gordita y un ostentador corte de pelo a la afro, vestido
en una túnica roja. En la foto, los Young parecían resplandecer de felicidad.
“Y pensar,” dijo Carrie, “que éste es el hombre que nosotros creíamos que era
Dios”.
Sathya Sai
Baba: por años, sujeto de retumbantes alegaciones de estafa, fraude y cosas aún
peores.
Hacía treinta minutos que había conocido a los
Young, pero ya había decidido –como hace uno algunas veces – que me caían bien, que eran el tipo de norteamericanos conocidos
como “flechas rectas”: honestos,
decentes, y confiables. Una hermosa pareja, muy limpia, en sus cuarentas; ambos
trabajaban en computación. El año anterior, dijo Jeff, había sido muy difícil
por todo lo que había pasado, pero que ya se estaban recuperando. “Cualquier experiencia ofrece un potencial para el crecimiento,” dijo, “aún una tan traumática e increíble
como ésta.” Los Young valuan mucho lo que es el
crecimiento.
Un año atrás, su hijo Sam había llegado a ellos con
una espantosa aserción: Sathya Sai, les dijo –el hombre a quien ellos habían reverenciado como Dios por más de
veinte años- era, de hecho, un abusador sexual. En el curso de cuatro años en
al ashram, mientras que los padres de Sam estaban sentados a sólo unos metros,
emocionadísimos de que su hijo estuviese en tanta cercanía al divino,
sintiéndose seguros de que el hombre-dios se estaba ocupando del bienestar
espiritual de su hijo- Sai Baba, en sí, lo estaba sometiendo a un sostenido y
sistemático abuso sexual. “Conocerás a Sam en el
restaurante,”dijo Carrie, “él
está preparado a hablar de esto. También siente que es importante.”
Sam era un chico alto, tímido, de ojos azules, cuya
fisionomía solamente podría ser descrita como angelical. Los Young ordenaron
hamburguesas y cerveza – algo que
parecía desafío, ya que en los 23 años de conocer a Sai Baba la familia se
había convertido en estrictos vegetarianos. Durante las siguientes cuatro
horas, me contaron la historia de cómo habían llegado a Sai Baba; de sus
aspiraciones espirituales, los sueños, las visiones, los milagros – y la pesadilla en la que su vida se les había convertido. Y
siempre, durante toda la conversación, la misma pregunta se repetía una y otra
vez : ¿cómo había sido posible que llegara a eso?
Por más de cincuenta años, Sai Baba ha sido el hombre
santo más famoso y poderoso de la India – un hacedor de milagros, se dice, un instrumento de lo divino. Sus
seguidores se extienden, no sólo a través del subcontinente de la India, pero
también a través de Europa, Las Américas, Australia y por toda el Asia. Un
estimado de el total número de devotos en el mundo fluctúa entre diez y
cincuenta millones.
Para tan siquiera comenzar a apreciar la escala y la
intensidad de sus feligreses, es necesario tener un entendimiento de lo que sus
devotos creen que él es y los poderes que se le atribuyen. Mucho de lo que
sigue existe en el reino de lo racionalmente inexplicable. Entre sus devotos,
Sai Baba es considerado ser un avatar: literalmente, una encarnación divina,
uno de los singulares seres divinos como Krishna o Cristo, de quienes se dice
que toman forma humana para adelantar la evolución espiritual del hombre.
Según la hagiografía escrita por su difunto secretario
y discípulo, el Profesor N. Kasturi, Sai Baba nació mediante una “inmaculada concepción” en la sureña aldea de Puttaparthi en la India en 1926. Desde joven,
mostró señales de habilidades milagrosas, incluyendo la materialización de
flores y dulces de “la nada”. A
la edad de trece años se declaró ser la reencarnación de un venerado santo de
la India del sur. Shirdi Sai Baba, que había muerto en 1918. Cuando fue retado
a comprobar su identidad, según escribe Kasturi, él niño lanzó un puñado de
flores de jazmín que al caer al suelo formaron el nombre “Sai Baba” en telegú (dialecto del sur de la
India).
En 1950, estableció un pequeño ashram, Prasanthi
Nilayam (Morada de la Serenidad) en su aldea natal. Este lugar ahora ha crecido
al tamaño de un pequeño pueblo que acomoda a diez mil personas, con decenas de
miles más que pueden quedarse en los numerosos hoteles y manzanas de
apartamentos que han surgido por todas partes. Es tanto el número de
peregrinos, que hace pocos años se construyó una pista de aterrizaje cerca del
pueblo. Hay una escuela primaria, una universidad, un colegio universitario y
un hospital en el ashram y otras innumerables instituciones por la India que
llevan el nombre de Sai Baba.
En la India, sus devotos incluyen al ex primer
ministro P. V. Narasimha Rao, el actual Primer Ministro, Atal Bihari Vajpajee, y
una variedad de jueces, académicos, científicos y políticos prominentes. Al
contrario que otros gurús de la India que han viajado por el Occidente,
cultivando seguidores entre los buscadores de fe y celebridades, Sai Baba ha
salido de la India sólo una vez, en los años setenta, para visitar Uganda. Su
reputación se promulgó en el oeste de boca en boca. Sus devotos tienden a ser
de la clase media educada.
Se dice que como instrumento de lo divino, Sai Baba es
omnisciente, capaz de ver el pasado, el presente y el futuro de todo el mundo;
sus “milagros” incluyen materializar objetos de recuerdo para sus devotos,
incluyendo relojes, anillos, y dijes, así como vibhuti o ceniza sagrada. Como Cristo, se supone que haya creado
comida para alimentar a las multitudes y que se le haya aparecido a sus
discípulos en momentos de crisis o necesidad. Hay innumerables relatos de
curaciones y al menos dos casos de resucitar a muertos.
Diferente al conductor de Rolls Royce, gurúRajneesh,
quien predicaba un filosofía de impetuoso libertinaje, o el Maharishi a quien
le dio fama los Beatles y que sacó al mercado las técnicas tradicionales de
meditación como ayuda a una mejor salud y eficiencia, las enseñanzas de Sai
Baba se asemejan a un síntesis de todas las grandes fes con un énfasis, en
particular, en la caridad cristiana, encerrado como en relicario en su ubicuo
aforismo “Ama a Todos,
Sirve a Todos”. Quizá el más improbable de sus
discípulos sea Don Mario Mazzoleni, ex sacerdote del Vaticano y autor del libro
‘Un Sacerdote Católico Conoce a Sai Baba’, en el que expresa su convicción de que Cristo y Sai Baba son la
misma manifestación de Dios en la tierra. Mazzoleni fue excomunicado en 1992
debido a esta creencia.
El evento principal de Prasanthi Nilayam es el
darshan, en el que Sai Baba emerge dos veces al día de su recinto adyacente al
templo principal y camina entre los miles de devotos sentados en el duro piso
de mármol. Manos se extienden para tocar sus pies o para entregar cartas de
súplica. Ocasionalmente él hace una pausa, para ofrecer una bendición o “materializar” vibhuti para una de las manos extendidas. Es durante el darshan que
Sai Baba, mediante un desconocido criterio, escoge personas de la multitud para
audiencias privadas. Cuando visité el ashram, hace tres años, haciendo
investigaciones para un libro sobre la India, mi solicitud al secretario para
una entrevista con Sai Baba fue gentilmente negada, una carta formal al propio
Sai Baba pasó inadvertida. Toda la semana siguiente, me senté sobre el piso de
mármol del templo esperando ser escogida para una audiencia. Nunca se
materializó. Algunos devotos puede que esperen años.
Es difícil describir la atmósfera de ferviente
devoción que penetra el ashram. Los devotos hablan de haber sido ‘llamados’ a
través de sueños, visiones o curiosos casos de sincronización, imposibles de
explicar y demasiado poderosos como para ser ignorados. La multitud se vale de
pericias para obtener posiciones y ser valorados con interminables reciclajes
de sus poderes y milagros. Es un catalizador de todas las emociones imaginables
– piedad, esperanza, desesperación y orgullo. Una persona lo describió como ‘metales siendo fundidos, que hace que toda la inmundicia suba a la
superficie’.
Inevitablemente para una figura tan potente. Sai Baba
ha sido, por años, víctima de escandalosas alegaciones de truco, fraude y cosas
peores. Pero ha demostrado ser notablemente inmune a la controversia, ya que
las acusaciones han hecho muy poca mella a su creciente número de seguidores o
la estima que se le tiene. Pero todo eso parece que va a cambiar.
En los meses pasados, una extraordinaria lluvia de
alegaciones han aparecido –
espolonadas por un documento con el título de ‘The
Findings’ (Los Descubrimientos), compilados por un ex
devoto inglés llamado David Bailey – que amenaza con tambalear los cimientos
del santo imperio de Sai Baba. Puede que Sai Baba represente una creencia de fe
muy antigua, pero el instrumento de acusación en su contra es totalmente
moderno. Originalmente publicado en formato de documento, ‘The Findings’ rápidamente encontró su camino
por medio del internet, donde se ha convertido en el catalizador de un
desaforado debate cibernético con el tema de que si Sai Baba es verdaderamente
un ser divino o como lo describe uno de sus ex devotos, ‘un peligroso pederasta’.
Parte de lo imponderable de esta historia es que los
cargos en contra Sai Baba fueron comenzados por un rotundo y jocoso pianista
concertista de Llandudno:
David Bailey se convirtió en devoto de Sai Baba en
1994, cuando tenía 40 años, atraído por un interés en la reputación del gurú
como sanador espiritual. ‘Yo no
podía verlo como Dios’, dice Bailey, ‘pero sí creí que podría ser
un gran hombre santo con ciertos dones’.
Como el ser extrovertido que es, Bailey rápidamente se
convirtió en una obícua y popular figura entre los devotos. El viajó por todo
el mundo hablando y tocando en las reuniones y visitaba el ashram en la India
tres o cuatro veces al año, tocando con frecuencia durante el darshan y
enseñándole música a los estudiantes del Sai Baba College. A lo largo de cuatro
años, Bailey alega que ha tenido más de cien entrevistas con Baba. Por
instigación de Baba, Bailey se casó con una devota compañera y juntos editaron
una revista para difundir las enseñanzas de Sai Baba. Pero mientras más se
acercaba a Sai Baba, me cuenta Bailey, más se multiplicaban sus dudas. Los ‘milagros’,
concluyó que eran trucos de segunda, las curaciones un mito, y los poderes de
Baba de poder leer ‘las mentes y las vidas de la gente’ eran puramente ingeniosos usos de la información extraída de otros.
La debilitada fe de Bailey fue finalmente aplastada
cuando unos estudiantes vinieron a contarle como ellos estaban siendo abusados
sexualmente por el gurú. “Me
dijeron: ‘Por favor señor, ¿puede usted ayudarnos de
regreso a Inglaterra?’. No podían decirles a sus padres
porque tenían miedo de que no les creyeran y temían por su seguridad personal.
Escandalizado por las alegaciones, Bailey cortó su asociación
con Baba y comenzó a preparar un archivo de evidencias de ex devotos alrededor
del mundo. “The Findings” (“Los Descubrimientos”) es una crónica de ilusiones destrozadas. Contiene alegaciones de
trucos, incluyendo engaños, e irregularidades financieras en cuanto a los
fondos del hospital y un proyecto de agua potable para los poblados en los
alrededores del ashram, que es usualmente ostentado como prueba de su
munificencia.
Algunas de estas alegaciones ya han salido a la luz
pública en el pasado. Un ex devoto, B. Premanand, ha virtualmente convertido en
una carrera desprestigiar a Sai Baba a través de su publicación, “The Indian Skeptic”. Pero los cargos que se encuentran en “The
Findings” poseen otra magnitud. Incluyen relatos
textuales de abusos de devotos de Holanda, Australia, Alemania y la India.
Conny Larson, un reconocido actor de la pantalla sueca, dice que Sai Baba, no
sólo lo acosó sexualmente a él, sino que se enteró mediante jóvenes estudiantes
de los acosos sexuales que habían recibido del gurú.
En el mes de abril, Glen Meloy – un asesor de gerencia retirado y un
prominente devoto de California por 26 años consecutivos – recibió una carta de una señora norteamericana que había leído “The Findings” en el internet. Su hijo de
quince años, también había sido abusado sexualmente. Con su carta venía
incluido una declaración de cuatro hojas del propio joven alegando abuso sexual
múltiple.
Meloy lanzó su propia campaña a través del internet
para dar a conocer las alegaciones. Los efectos de esto han sido enormes.
Ha habido una ola de deserciones de grupos a través
del Occidente. En Suecia el grupo central ha cerrado sus puertas, así como una
escuela basada en la Educación de Valores Humanos, un programa ideado por
educadores en el colegio universitario de Puttaparthi.
De otros devotos, sin embargo, la respuesta ha sido de
incredulidad y desmentida. “Sai Baba”, dice Bailey, “es un simple sexo maniaco, o
total egotista en busca de dinero, en busca de poder. Un verdadero embustero”. “No”, dicen otros,
“Sai Baba es Dios”.
La familia Young no son de los que aparecen en la
lista de “The Findings”, pero la historia de cómo llegaron a Sai Baba no fue atípica. Al
principio de los años setenta, Jeff se comenzaba a interesar en la “búsqueda espiritual”, primero mediante las
drogas psicodélicas y después mediante el yoga y la meditación. Se enteró de
Sai Baba a través de un amigo en 1974, cuando tenía dieciocho años, visitó la
India por primera vez motivado, dice, “por un intenso
deseo de sentir la experiencia de Dios”.
Las enseñanzas de Sai Baba le vinieron como anillo al
dedo. “Lo primero que
leí de él fue: ‘Sólo hay una casta, la casta de la
humanidad; sólo hay un lenguaje, el lenguaje del corazón; sólo hay una
religión, la religión del amor; sólo hay un Dios, y él es Omnipresente’. Eso tenía un sentido perfecto para mí. Él no alegaba ser parte de
ninguna religión. Se trataba todo de amor”.
Un mes antes de partir para la India, Jeff tuvo un
sueño en el que estaba en fila para ver a Sai Baba. Baba pasó por su lado, se
volteó, lo miró por arriba del hombro, le guiñó un ojo y dijo la palabra ‘talk’
(hablar). En su primer día en la India, estaba sentado en la fila cuando Sai
Baba pasó por su lado. “Entonces se paró y me miró por
arriba del hombro, me guiñó un ojo y me dijo: ‘Talk’ – exactamente igual a lo que había hecho en el sueño.”
Tres semanas más tarde, Jeff tuvo una entrevista
privada con Sai Baba. “Y recuerdo
haber sentido una paz que nunca había sentido antes”.
Regresó a los Ángeles donde vivía en una comunidad con otros devotos de Sai
Baba. Conoció a Carrie, cuya infancia había sido caracterizada por el abuso de
sus padres y sus primeros años de adolescencia por el abuso de drogas. Ella también
se convirtió en devota de Baba, dejando todo su pasado atrás. Se casaron, se
cambiaron al área del Oeste Medio de los Estados Unidos y comenzaron a tener
familia. A lo largo de los años, visitaron a Baba de vez en cuando. Fundaron
una comunidad, enseñaron a sus hijos en la casa, de acuerdo con las enseñanzas
de Sai Baba y lucharon para tener una vida de pureza y auto-disciplina basadas
en los principio de “Ama a Todos, Sirve a Todos”.
En 1995, las cosas comenzaron a cambiar. Su hijo, Sam,
que ya tenía dieciséis años, visitó el ashram con un amigo de la familia y fue
escogido para una audiencia privada con Baba. Dieciocho meses después, los
Young regresaron a Puttaparthi; de nuevo Sai Baba escogió a Sam y los llamó a
él y la familia a una entrevista. “Le hizo mucho caso a nuestro grupo”, dijo
Jeff. “Materializó un anillo para mi hijo. Le dijo a
todos que Sam había sido un gran devoto de Shirdi Sai en una vida pasada –
continuó ensalzándonos.”
En el curso de esa visita, los Young fueron llamados
para siete audiencias, mientras que Sam tuvo unas veinte audiencias privadas.
La familia se sentía bendecida y privilegiada. Baba aconsejó a Jeff en sus
negocios, firmó los estatutos de su comunidad y les dijo que un día iría a
visitarlos. Materializó anillos, relojes, pulseras, les dio túnicas y el ‘lungi’ de
seda que usa debajo de su túnica, junto a su piel. “La
gente se preguntaba que onda con nosotros?”, exclamó
Jeff. Hubo un hombre que de verdad me dijo: “Cuando yo
muera, quiero venir como tú. Y Baba nos decía que no habláramos mucho, que
mantuviéramos todo callado, porque causaba celos en los demás – que es verdad”.
Al año siguiente, la familia regresó a Puttaparthi
tres veces. En cada ocasión se les otorgaban dos o tres audiencias. A Sam le
tocaba el doble. “No podíamos
imaginarnos que estaría pasando”, dijo Jeff. “Le preguntábamos a Sam y nos decía que Baba le hablaba de su futuro.
Todos los días llegaba con otro reloj, otro anillo. Pensamos que nuestro hijo
recibía esa atención porque a lo mejor habría hecho mucho por Shirdi Sai. Sólo
estábamos racionalizando. Uno puede racionalizarlo todo”.
En 1995, Sam se dirigió a su padre. Le dijo que n una
audiencia privada, Sai Baba había materializado aceite en su mano, desabotonado
sus pantalones y le había frotado sus genitales. Jeff le dijo a su hijo que él
también había tenido una experiencia similar la primera vez que vio a Sai Baba
cuando tenía dieciocho años. “Yo le
pregunté a Sam que había pensado sobre eso. El dijo que no había sentido nada
sexual acerca de ello; era como si Sai Baba estuviese haciendo su labor. Y yo
había tenido esa experiencia. Un doctor le hace un reconocimiento a un niño. Yo
lo había tomado como un tipo de curación.” Después de
eso, Sam no volvió a hablar de sus experiencias.
Lo que actualmente ocurrió fue esto: desde la unción
con aceite, el acoso se había hecho más abusivo y hasta forzado. Sai Baba lo
había besado, lo había acariciado y trató de forzarlo a que le hiciera sexo
oral, explicándole que era para ‘purificación’. Casi todas las veces, Sai
Baba le había hecho regalos como relojes, anillos, bisuterías y efectivo. En
total alrededor de diez mil dólares. Él le había dicho que no le dijera nada a
sus padres.
Entonces ¿por qué Sam continuó yendo a las audiencias
sin decir nada? Desde el día que nació, dijo, había sido enseñado a creer que
Sai Baba era Dios. “Toda mi
vida, esa había sido mi meta. Que Sai Baba me diera una entrevista y que
habláramos de mi vida. Entonces llegué ahí y mi mamá estaba tan contenta en la
multitud y entonces veo lo que de verdad había allá dentro para mí....pensé, a
lo mejor esto es amor, y él lo quiere sentir conmigo, pero yo no quiero eso.”
Cuando Sam le preguntaba a Baba por qué estaba
haciendo eso, él le decía que era porque Sam era ‘un devoto especial’ – que eso era una gran
bendición. Cuando Sam intentaba hacer resistencia, él dice que Baba lo
amenazaba con no llamar a sus padres para más entrevistas. “Sentía que tenía obligaciones, con mis padres, nuestras amistades y
todos esos miles que estaban sentados afuera queriendo haber estado en mi
lugar, sin conocer lo que en realidad estaba sucediendo allá adentro.
“Entonces lo más grande del caso era el concepto de que él es Dios,
desde la primera vez que oí de él, cosa que cuando él dice, no se lo digas a
nadie...”
De hecho, Sam sí se lo dijo a alguien. Le confió lo
que estaba sucediendo a dos jóvenes norteamericanos que estaban estudiando en
el colegio universitario de Puttaparthi. Ellos habían tenido experiencias
similares. ‘Lo justificaron como
una experiencia divina, pero no hablamos mucho de eso debido a que como él es
omnisciente, el sabría lo que estábamos diciendo y lo que estábamos
pensando’.
“Si tú escuchas lo que Baba dice, él habla de ocuparse de tu vida, y
yo estuve pensando, yo estoy contigo, entonces todo ha de andar bien. Lo único
que, me estaba haciendo cosas que yo no quería hacer y yo lo estaba
permitiendo.”
En 1998, según Sam, Baba trató de violarlo. Al año
siguiente, el día antes de salir la familia para Puttaparthi, él le dijo a su
padre que no quería ver a Baba solo, sin especificar por qué. Jeff se dio
cuenta de que algo andaba mal: “Yo le
dije, siempre tienes que ser honesto con tu conciencia. A la familia no le
importa si nunca tenemos otra audiencia.”
En Puttaparthi, Sam fue llamado de nuevo para una
audiencia privada. Cuando Sai Baba intentó que le hiciera sexo oral, Sam se
salió de la habitación por última vez, Aunque pasaron unos meses antes de que
se atreviera a contárselo a sus padres. Jeff dice que les tomó unas semanas
procesar lo que habían oído. “Sabíamos
que Sam estaba diciendo la verdad, pero yo aún me preguntaba que querría decir
todo eso?”
Los Young se pusieron en contacto con una de las
personas más prominentes de la Organización Sai de los Estados Unidos. “El nos dijo que debe haber sido
algún tipo de prueba”, dijo Jeff, “y por un momento nos sentimos mejor.”
Entonces el Dr. Michael Goldstein, el hombre a cargo
de toda la organización de Baba en los Estados Unidos, voló a California para
juntarse con ellos. Él dijo: “Tenemos
que hablar con Baba acerca de esto; las palabras no son lo suficiente, la fe
tiene que ser restablecida”. Inmediatamente Goldstein
fue a la India. A su regreso le dijo a los Young que Sai Baba le había dicho
que “él es puro” y Goldstein lo
aceptó y le preguntó a Jeff si su hijo no era ‘alucinatorio’. Los Young no le han vuelto a dirigir la palabra al Dr. Goldstein.
Yo intenté contactar a Goldstein en los Estados Unidos,
pero me fue dicho que él estaba fuera, en Puttaparthi. Sin embargo, otro devoto
mayor, un fideicomisario de la Asociación Sathya Sai Baba de América, sí
regresó mi llamada. Jerry Hague me dijo que él y su esposa eran devotos desde
hace veinticinco años. Expresó que estaba profundamente escandalizado con las
alegaciones y que no podía ni comenzar a entenderlas.
“Todo lo que yo sé en mi corazón es que Swami es el más puro de lo
más puro y que todo lo que hace es por el más alto bien de todos. Si otros
creen otra cosa, así es lo que sienten. Es un misterio para mí, y así es como
lo estoy dejando. Yo sólo sé en mi corazón lo que he encontrado.”
Esta incredulidad –Sai Baba es Dios, Dios no hace estas cosas- era el tema que hacía
eco entre los innumerables otros devotos con los que yo hablé en los Estados
Unidos y en Inglaterra. Una mujer me dijo que las alegaciones eran ‘totalmente inconsistentes’ con su
experiencia de Sai Baba en los treinta años que lleva con él. Otros dicen estar
convencidos que eran el producto de ‘alucinaciones’ o de ‘proyecciones’
de muchachos y jóvenes que estaban
pasando por una edad sexualmente difícil.
Navegando por el internet, me encontré con una página
llamada The Sai Critic (El Crítico de Sai), establecida por unos devotos como
respuesta a The Findings (Los Descubrimientos) para ‘asesorar’ a
aquellos que su fe pudiera estar tambaleando a causa de las alegaciones. Los autores anónimos de la página
exhortan a los devotos a creer sólo en sus propias experiencias y citan un aforismo
de Sai Baba: “Cuando la duda entra por la puerta
delantera, la fe sale por la puerta trasera. Mantengan sus puertas cerradas.”
En cuanto a las alegaciones de abuso sexual, los
autores declaran que como “Sai Baba
es una encarnación divina, uno no puede atribuirle motivos sexuales a él, ni
interpretarlo a la luz de la experiencia sexual humana.” En otras palabras, como Sai Baba es divino, lo que él haga está más
allá del entendimiento y mas allá de ser explicado.
Entre las personas nombradas en The Findings (Los
Descubrimientos) está el Dr. Bhatia, el ex responsable del banco de sangre en
el Hospital Sathya Sai de Especialidades Superiores, quien, se dice, tuvo una
duradera relación sexual con Sai Baba. Bhatia renunció a su cargo en el
hospital en Diciembre de 1999 y ahora es el administrador de un hospital en
Nueva Delhi.
Mediante una conversación telefónica, Bhatia dijo que
él nunca había cuestionado a Baba por su conducta, o la explicación de Baba que
era la “actividad de Dios”. “La Devoción”,
dice Bhatia, “no necesita justificación alguna. En mi
filosofía de la vida, todo lo bueno y todo lo malo le pertenece a Dios. Eso es
lo que yo creo, y es por eso que lo que él haga no me afecta de esa manera.”
¿Estaba diciendo él que aún cree que Sai Baba es Dios? ‘Sí’.
Como muchos otros, estuve hablando con Isaac Tigrett
que se describe a sí mismo como un buscador espiritual. Entre los devotos,
Tigrett es famoso por haber sido el hombre que construyó el hospital de Sai
Baba. Co-fundador de la cadena de restaurantes Hard Rock, Tigrett vendió su
parte en el negocio a principio de los años noventa y donó veinte millones de
dólares para la construcción del Hospital Sathya Sai de Especialidades
Superiores. De ahí se fue a fundar otra cadena de clubs-restaurantes en los
Estados Unidos, los House of Blues. Ahora vive en Londres, donde está
estableciendo el Spirit Channel, una página de internet dedicada a explorar las
enseñanzas espirituales.
Un hombre grande, con un pecho sobresaliente, entre los
cincuenta y los cincuenta y cinco años, portando un elegante traje cruzado,
Tigret posee la ostentosa apariencia y el opulento encanto de un empresario
teatral. Nos reunimos en su club en Londres. Tigrett tomaba cerveza y fumaba, un hombre, al parecer con
sus dos pies muy bien puestos en el mundo real.
Por parámetros normales, la historia de Tigrett de
cómo conoció a Sai Baba es extraordinaria; de acuerdo con las historias que uno
oye de Sai Baba, es como el pan de cada día. Nacido en el sur de los Estados
Unidos y criado bautista, Tigrett siempre ha tenido una curiosidad acerca de
asuntos espirituales. En 1974, me contó, estaba viajando por la India,
echándole un vistazo al panorama de los gurús. Una mañana en un hotel del norte
de la India, mientras estaba desayunando, oyó una voz que claramente le dijo: “Al fin viniste; te he estado
esperando.” Al voltearse, vio una foto en la pared de
Sai Baba, del que nunca había oído nada ni sabido nada.
Inmediatamente viajó al ashram de Sai Baba. Recordaba
que era un día festivo y que había unas cinco mil personas reunidas para el
darshan. Él simplemente vino directo a mí y me dijo: “Al fin viniste; te he estado
esperando.” Sai Baba entonces manifestó vibhuti en la
mano de Tigret. “Entonces me dijo: ‘Espérate aquí, tenemos muchas cosas que vamos a hacer juntos’ . Pasaron 15 años antes de que Baba le volviera a hablar.
Tigrett dice que él era muy cínico y muy sospechoso. “Yo creo en el gurú interior –
siguiendo uno su propio corazón – no el gurú exterior. Nunca se me habría
ocurrido que sería un maestro exterior el que me llevaría al camino.”
En los siguientes quince años, sin embargo, se
encontró sometido a una variedad de ‘asombrosas experiencias’ que él le atribuyó
a Sai Baba. La más impresionante ocurrió en 1976. Era el tiempo, dijo que sus dudas de Sai Baba habían llegado
a lo máximo. Cuando manejaba un Porsche Turbo por los cerros de Hollywood Hills
después de una desvelada fiesta, se salió de la carretera a 80 millas por hora
y atravesó una barricada a un abismo de unos 65 metros. “No llevaba puesto el cinturón de seguridad. En el momento sabía que
iba a morir, podía sentir presión sobre mis hombros, miré y vi, al parecer, a
Sai Baba sentado a mi lado con sus brazos a mi alrededor. El coche pegó en el
suelo y se volteó más de doce veces antes de aterrizar sobre sus ruedas totalmente destruido. Y yo no tenía ni
un rasguño. Pensé, esto no puede ser verdad. ¿Era él? ¿Fue mi imaginación? ¿Lo
llamé y luego me hice la idea de que estaba allí?”
Al día siguiente, Tigrett se fue a la India, “para darle las gracias”. Tigrett se pasó tres meses sentándose en darshan “y él no me miró ni siquiera una vez”.
Pasarían otros trece años, dijo, hasta que Sai Baba lo llamara para una
audiencia.
“Yo le pregunté, por qué tuve que esperar tanto tiempo- El me dijo: “Ego grande”.
“Estas cosas eran muy difíciles de explicar”,
dijo Tigrett, “imposibles de explicar”. Él no cree que Sai Baba es Dios, me dijo. El ni siquiera se
considera un devoto. “Pero para mí, es tan simple como esto:
Fuese lo que fuese lo que experimenté, cambió mi vida; fuese lo que fuese que
él hizo, me mantuvo en el camino espiritual, por lo que estoy muy agradecido. Y
nunca podré negar esa experiencia; nada que él haga va a cambiar eso”.
Entonces ¿cómo compagina Tigrett sus experiencias de
Sai Baba con las alegaciones de abuso sexual? “No puedo.
Hay dos campos aquí, ¿Está uno en contra de Sai Baba o a favor de él? Yo pienso
que si dices que estás a favor de él, estás en negación al decir que estas
cosas no pasaron, que son historias inventadas. Yo no creo eso. Yo creo que las
alegaciones son verdad. Y si estás
en contra, se supone que tomes tu espada y lo mates. Yo no estoy en ninguno de
esos dos campos. Para mí, la única relación significativa con él es la personal
y todo el mundo tiene que tomar una decisión personal basada en eso.”
En cuanto a tratar de comprender a Sai Baba, Tigrett
dice que hace años que se dio por vencido. “Yo sé que materializa objetos, porque yo lo he visto. Y también sé
que él hace trampa y pretende que los ha manifestado, porque también lo he
visto hacerlo. ¿Yo no sé por qué? Quizás no es más que
un juego.”
Tigrett dice que él cree que todo lo que Sai Baba hace
es una ‘enseñanza’. “Quizás”, dijo, “el creciente escándalo también es una enseñanza, una forma de forzar
a los devotos a que dejen de adorar la forma de Sai Baba, y consideren la
divinidad en ellos. Yo me acuerdo que él me dijo hace unos tres o cuatro años
que las personas lo dejarían por montones. Me dijo: ‘Yo
no soy una religión, yo no soy una personalidad, yo no soy un culto de
personalidad. La gente viene aquí a ver milagros, a tener una vacación, y ni
siquiera reciben las enseñanzas.” El dijo esto varias
veces, se trata de seguir al gurú interior, no de seguir a Sai Baba? Tigret
hizo un movimiento con su cabeza: “Un total y completo
enigma.”
Entre las más destacadas facetas de esta controversia,
se encuentra el rol del internet. Aun hace diez años es muy dudoso que estas
alegaciones en contra de Sai Baba se hubieran difundido tan rápida y
ampliamente. En su discurso de octubre de 1999, Sai Baba instruyó a sus devotos
diciendo que “Swami no tiene
nada que ver con el internet. No sólo ahora, sino también en el futuro. No
deberían participar en esas malas actividades.” Pero en
el reino del ciberespacio, las acusaciones, las justificaciones y las
negaciones continúan multiplicándose. Junto con los espeluznantes relatos de
abuso sexual, hay otros relatos de milagros, curaciones y llamadas a la fe.
Conny Larsson ha establecido un grupo de apoyo para
los que alegan abusos de parte de Sai Baba y dice que recibe unos 20 o 30
correos electrónicos diariamente de víctimas pidiendo ayuda. “No se puede dejar a esta gente en el
desierto”.
En los Estados Unidos, la campaña organizada por Glen
Meloy se ha concentrado en enviar copias tras copias de alegaciones a
senadores, a la Casa Blanca, al FBI y a periódicos en la India. El más
destacado éxito de la campaña sucedió en Septiembre cuando la UNESCO retiró su
co-patrocinio y su participación en la conferencia educacional en Puttaparthi,
citando “mucha
preocupación por las alegaciones de abuso sexual”.
Meloy también está intentando poner una demanda
judicial en contra de los líderes de los grupos Sai en los Estados Unidos que
él siente que han conspirado para mantener esto ‘tapado’.
En este país, similares representaciones se han hecho
a los Comisionados de Caridad (hay una rama de la organización registrada en
este país) y al Home Office, apremiándoles a que emitan un aviso público advirtiéndoles
a los que viajen a la India sobre las alegaciones y haciéndoles ver que dejar
de avisar podría constituir una violación de las obligaciones internacionales
del Gobierno bajo los convenios de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Para todas las alegaciones que se han hecho en contra
de él a través de los años, Sai Baba nunca ha sido legalmente acusado de ningún
crimen, sexual o de cualquier otra índole. Y su exaltada posición en la India lo ha mantenido hasta
ahora amparado de cualquier cuestionamiento en público.
En junio de 1993 el fue sujeto de un aparente intento
de asesinato, cuando cinco jóvenes entraron en su residencia privada. Dos de
sus asistentes fueron muertos a puñaladas y cuatro de los presuntos asaltantes
fueron matados a tiros por la policía “en defensa propia”. Se alega que Sai Baba
escapó, saliendo rápidamente de su habitación y activando una alarma. En un
discurso después de los hechos, dijo que el ataque había sido motivado por “celos”. El Dr. Bhatia me dijo que él era de
la opinión que el ataque estaba
ligado a las actividades sexuales de Baba. El gurú nunca fue interrogado por la
policía al respecto. La prensa de la India hizo surgir la pregunta obvia: “¿Si Sai Baba es omnisciente, como no lo pudo anticipar?”
Entre los ex devotos hay un sentido de escándalo,
traición e ira – una sed si no de
revancha, de un rendir de cuentas. “Sabemos que muchas
víctimas han sido molestadas sexualmente”, me dijo Glen
Meloy, “pero en realidad todos los ex devotos fueron
violados espiritualmente porque escogimos creer que este hombre era lo más
elevado. Yo consideraba que él era el Dios de dioses, el creador de toda la
creación, mi amigo, mi todo. El intenso deseo que tengo ahora de exponerlo es
en proporción exacta a la cantidad de devoción que tuve por él.”
Meloy dice que él hizo pedazos todas las fotos que
tenía de Sai Baba en su casa desde el momento en que se enteró de las
alegaciones. El sabe de devotos de están ahora vendiendo sus casas en una
determinación por purgar de sus vidas cualquier mácula de asociación con Sai
Baba. “Nosotros dimos
todo nuestro poder y ahora podemos mirar atrás y ver lo que hicimos. Uno llora
y se pregunta cómo es que ha podido pasar esto.
¿Cómo pasa esto? En un mundo imperfecto, ansiamos alguna evidencia de
perfección, algún símbolo de ineluctable bondad. El gurú se convierte en la
expresión de ese sueño.
Sentado en el restaurante en un acogedor y pequeño
pueblo del Oeste Medio de los Estados Unidos, Jeff Young batallaba por
comprender qué lo había llevado a creer que un gurú indio podría ser Dios.
Recordando su primera entrevista – “Recuerdo haber sentido una paz que nunca antes había sentido” – ahora piensa que simplemente fue engañado. “Había tanta gente que quería tener esa entrevista, que me convencí a mí mismo que era tan
extraordinario y especial que debería sentirme en la gloria, porque fui
escogido.”
Ahora se puede dar cuenta, dice, como él había
ignorado todas las contradicciones, las explicaciones fabricadas de todo lo que
no encajaba. “Yo sabía que las
manifestaciones eran falsas. Yo me sentaba allí y lo veía sacar cosas de abajo
del cojín. Era tan obvio. Y él se daba cuenta que nos dábamos cuenta y como que
se reía. Pero yo pensaba que me estaba probando para ver si yo estaba enfocado
al amor o a lo externo. Porque Baba dice: “Ama mi
incertidumbre. Nunca podrás entender al avatar.”
Mirando al pasado, decía que cuando Sam finalmente le
habló sobre el abuso sexual, no le fue nada difícil creerlo. “Me di cuenta que ya hacía tiempo que
lo sabía, pero no lo sabía”. Movió su cabeza de un lado
a otro. “Se mete tanto en la mente. Te preguntas a ti
mismo, ¿cómo pueden estar equivocadas millones de personas? ¿Cómo pueden
ser engañadas millones de personas
¿Yo creo que muchas personas niegan que estas
cosas están pasando porque les da pena. Yo mismo lo sentí. Nosotros pasamos 23
años criando a nuestra familia para que creyeran en él, como navegando en
contra la corriente. Te pones a pensar ¿cómo es que estaba tan equivocado?”
Cuando Sam le dijo a Jeff y a Carrie la verdad acerca
de sus sesiones con Sai Baba,
Jeff dice que ambos lo abrazaron. “Nosotros dijimos, hasta ahí llegamos, no nos importa si nunca más
vemos a Sai Baba. Él nos dijo que era el día más feliz de su vida.
Desde que dejaron a Sai Baba, dice, la familia ha
estado tratando de encontrar una base para la fe en sus propios corazones. Él
cree que el haber seguido a Sai Baba por veintitrés años lo convirtió en un ser
humano más humilde, mas honesto y más noble. “Mi esposa lo odia por lo que le hizo a nuestro hijo. Yo me sentí
traicionado. Yo creo que es muy despreciable. Pero según miro hacia atrás en mi
vida, tengo que decir que honestamente no siento nada de lo que pasó y veo que
he crecido pasándolo. Encontrando a Baba y después descartándolo, “estoy más feliz ahora que en ningún otro momento de mi vida”.
Sam dice que la experiencia lo había llevado a ver su
vida desde otra perspectiva. Me di cuenta que toda mi vida me la he pasado
siguiendo a otro ser humano, tratando de hacer lo que él dice. Libre de la
cárcel de la creencia falsa, estoy viviendo de acuerdo a mi mismo”.
Ya sea él divino, o una “demente fuerza demoníaca”, como lo describe
ahora Glen Meloy, o simplemente el más adepto fakir y embustero de confianza,
Sai Baba no ha dicho nada públicamente de las alegaciones en su contra. Cuando
la Revista Telegraph se puso en contacto con K. Chakravarthi, secretario del
ashram de Puttaparthi, éste dijo: “No tenemos tiempo
para esos asuntos. Yo no tengo nada que decir” y dio
por terminada la llamada.
El intérprete principal en inglés de Sai Baba, Anil
Kumar, fue un poco más abierto.
“Todos los grandes maestros espirituales –dijo – se enfrentaron con
críticas en su vida. Ese tipo de alegaciones han caído sobre Sai Baba desde su infancia, pero con cada
crítica él se vuelve más y más triunfante”. Kumar dijo
que él consideraba que la controversia era todo “parte
del plan divino (de Sai Baba). Es un como un sembradío de arroz con cáscaras
alrededor del arroz. Eventualmente todas las partes no deseables se irán y
dejaran adentro la verdadera sustancia.”
Jerry Hague, el fideicomisario norteamericano, parece
compartir ese punto de vista. Sai Baba, me dijo, “Nunca diría nada acerca de esto ¿Por qué hacerlo? Ésa es la manera
humana. Esa no es su manera.
“Usted puede tratar de escribir sobre esto, me avisó, pero no va a
poder obtener ningún sentido
intelectual de ello. Nadie puede.
“Hay personas,” dice Jeff Young, “que en cuanto les cuento nuestra historia, sueltan a Sai Baba de
inmediato. Otros no quieren oírla. Y otros la oyen toda y dicen ¡Bueno, él es
Dios! Es una prueba. Yo me reí cuando oí eso por primera vez, porque para mí,
pasar la prueba es tener el valor de poder decir esto no es aceptable.”
Young dice que es curioso, pero cuando le decía a sus
amigos y compañeros devotos que iba a dejar a Sai Baba, sentía – “y aún lo siento, que Baba estaba
parado detrás de mí, diciendo, ‘Buen muchacho, estás
haciendo lo correcto.’
Algunos nombres han sido cambiados. Investigación
adicional por Chloe Veltman.