Traducido del diario nacional danés ‘B.T.’ p. 32
Jueves 31 de enero de 2002
“Perdí el Deseo de Vivir”
B. Nelson fue una seguidora de Sai Baba por 17 años
Por Bettina Vilmun
“Yo puedo entender muy bien que las personas tengan dificultad en creerlo. Yo misma la tuve. Cuando finalmente la verdad penetró en mí, me escandalicé y entré en una crisis. Por un año dejé de ser quien era.”
Por 17 años, la vida la señora danesa B. Nelson se había centrado en su gurú, Sai Baba, a quien ella creyó cuando dijo que él era la manifestación del principio divino. La casa de la Sra. Nelson estaba llena de fotografías de él así como libros y música relacionados con el gurú. Ella dio conferencias acerca del él y organizó grupos de viaje a Puttaparthi.
“Yo vivía en una burbuja en la que todo estaba relacionado a él. Cuando descubrí que las acusaciones tenían que ser verdad, perdí el deseo de seguir viviendo. Estaba completamente fuera de sí, no podía levantarme al despertar. No tenía energía alguna y todo lo que tocaba se me echaba a perder,” declaró Bitten Nelson.
Hace dos años, cuando se enteró de las alegaciones de que Sai Baba era un pedófilo y que como gurú mal usaba su poder sobre los jóvenes y niños, ella las rechazó. “Pero sin embargo, la duda estaba comenzado a penetrar mi corazón. En diciembre de 1999, fui a la India donde el Padre Tomás, quien dirige un centro de beneficio social en Madrás, me dio tres artículos del periódico ‘India Today’ y me dijo que él creía que yo debería leerlos. Cuando regresé acá hice que me los tradujeran al danés y me escandalicé. Después leí los artículos que habían publicado en B.T. y también encontré “The Findings” (Los Descubrimientos). Sólo entonces me abrí a la posibilidad de que fuese verdad.”
Por lo tanto, Bitten Nelson se fue a la India y permaneció allí más tiempo de lo normal para poder investigar el asunto. Entre otros, le preguntó a sus amistades de muchos años que viven en Puttaparthi junto al ashram si podría ser cierto que Sai Baba fuera un pedófilo y que abusara de jóvenes y niños.
“El primero me lo confirmó haciendo un gesto de ‘sí’ con la cabeza y mirando miedosamente a su alrededor para ver si alguien nos estaba observando. Le pregunté por qué, a pesar de todo lo que estaba sucediendo, no me había dicho nada y él explicó que todos lo sabían, pero nadie decía nada porque temían por sus vidas. Después le pregunté a otro amigo en Puttaparthi. Él también lo confirmó. Hasta entonces pude creer que era verdad.
Yo generalmente he sido una persona robusta y saludable, pero esto me pegó muy duro. Una persona con un psiquis débil probablemente se hubiera desmoronado. Me sentí timada, engañada y más bien apenada por todo lo que representaba…todos aquellos que año tras año me decían: ‘¿Cómo puedes creer en esas cosas?’ Y uno no puede de pronto imaginarse cómo es que uno no ha usado su sentido común, porque en realidad había muchos signos. A mí me ayudaron mucho los libros ‘Conversaciones con Dios’. Hoy sé que la única manera de llegar a Dios es a través de la mirada interna / ahí es donde vive. Y su nombre no es Sai Baba.
*************************************